2 ago 2014

Juan Lario, aviador español en la Fuerza Aérea Soviética.

Piloto de la República Española formado en la URSS, 

     combatió en la Guerra Civil y luego durante la Segunda Guerra Mundial en la Fuerza Aérea Soviética. Tuvo un amplio y brillante historial, recogido en varios artículos y publicaciones, y en su libro "Habla un aviador de la República" (1973), que cuenta su experiencia bélica durante la contienda española. 
    Su historia es apasionante, testimonio directo y personal de dos de los mayores acontecimientos bélicos del S.XX 

Años juveniles. La Guerra de España.

     Juan Lario Sánchez nació en Madrid en 1918, hijo de un maestro albañil del popular barrio de Ventas. Tenía 13 años cuando se proclamó la II República española en abril de 1931.
     Estaba inmerso en sus estudios como Ingeniero Técnico de Caminos cuando el  levantamiento del 18 de julio de 1936. Como la mayoría de operarios y estudiantes de su barrio, se encuadra en las milicias populares del 4º Batallón de Juventudes de Las Ventas. Participa en los combates defensivos de la capital contra las tropas franquistas en la Sierra y la carretera de Burgos, alternando las trincheras con la vida de la retaguardia en la capital. Admiraba los combates aéreos sobre el cielo de Madrid, envidiando a esos pilotos que manejaban con pericia los Chatos, Moscas, Pavas o Fiats.
     A principios de 1937 participa en los combates de Aravaca y Pozuelo, donde es herido en un pie y una mano; trasladado convaleciente a Valencia, regresa en marzo a su unidad ya como sargento.

Su paso a la aviación.

   
Polikarpov I-5 Chato
 
En abril del mismo año el ejército republicano convoca plazas para la aviación. Juan Lario no duda en presentarse, superando las pruebas de acceso. Inicia las clases y la instrucción en el Monasterio de los Jerónimos y en Murcia, pasando el 22 de mayo a Barcelona, donde los miembros de la Segunda Promoción, de la que forma parte, son embarcados hacia Marsella, Odesa y finalmente en ferrocarril a Moscú. La Unión Soviética tenía preparado un programa específico para los aviadores de la República en la base aérea de Kirovabad, y a la Segunda Promoción les prepararon para volar en el Polikarpov I-15 "Chato". Tras unos meses de entrenamiento, y un periplo de regreso a través del continente europeo, regresa a Madrid el 31 de diciembre, demasiado tarde para asistir al sepelio de su padre, muerto el día 12. 

La primera promoción de Kirovabad

     Su primer destino le lleva a formar parte de la 4ª Escuadrilla de Chatos (con apenas 4 aviones), en Sabadell, bajo el mando del veterano piloto Ladislao Duarte. Para la batalla de Teruel se unen en El Toro y Barracas cuatro escuadrillas de Chatos, y sobre los cielos turolenses llegan los primeros enfrentamientos con los aviones alemanes y sus tácticas de vuelo. A lo largo de los meses de abril y mayo, esas escuadrillas de Chatos y Moscas se van retirando de Aragón a Cataluña, estacionándose finalmente en El Vendrell. En los días de mayo Juan Lario sufre un accidente y es hospitalizado en Barcelona. Ya repuesto, el 25 de ese mes es destinado al nuevo Grupo 28 en el aeródromo de Celrá. La escuadrilla estaba al mando del comandante Lacalle, formado con aviones Grumman FF-1, un biplano y biplaza armado con dos ametralladoras de 7,7 mm y capacidad para 6 bombas de 50 kilos. Tras los entrenamientos, Lario, dando prueba de su valía, es ascendido rápidamente a teniente.
Lario con miembros de su escuadrilla de aviones Grumman F-2


     El Grumman FF-1 "Delfín" era considerado un buen avión de asalto, equipado además con aparato de radio. En mayo y junio Lario participó en misiones de bombardeo, reconocimiento y ametrallamiento en distintos frentes, vigilando la costa de Valencia y Cartagena contra las incursiones de bombarderos fascistas provenientes de Mallorca; pero el "Delfín" no estaba bien adaptado como caza aéreo, con su punto débil en el techo de operatividad. Los alemanes e italianos podían bombardear Valencia sin apenas sufrir bajas.
     A lo largo del otoño de 1938 las escuadrillas se van retirando en Cataluña, hasta que cae Barcelona en manos de los nacionales, el 26 de enero de 1939. Las Fuerzas Aéreas Republicanas disponen todavía de 50 aparatos y algunos aeródromos, pero en medio de una gran desorganización y desánimo entre sus miembros. Finalmente, en febrero desde el último aeródromo de Villajuiga la escuadrilla de Lario emprende la retirada final hacia Francia. Recluído en el campo de concentración de Argelés, Juan Lario protagoniza al menos dos intentos de evasión, pero sin éxito. Es trasladado junto con un grupo de 50 aviadores al campo de Gurs (Pirineos Occidentales), donde finalmente consiguen de las autoridades francesas documentación y pasaporte para emigrar a la URSS. El 29 de mayo embarcan en Le Havre hacia la Unión Soviética.

Destino la URSS. La Gran Guerra Patria.

Lario con uniforme soviético
     Juan Lario y sus compañeros desembarcan en Leningrado el 7 de junio de 1939. Las autoridades soviéticas les dan la bienvenida y Lario es destinado a Járkov, donde tras un descanso consigue trabajo como delineante (su titulación civil) en una fábrica de maquinaria agrícola. A principios de 1941 solicita traslado a Moscú, donde realiza estudios de sociología. Allí le sorprende el ataque de Alemania a Rusia, la operación Barbarroja de junio. Tras la sorpresa inicial, los españoles republicanos enseguida solicitan integrarse en el Ejército Rojo, argumentando su experiencia militar en la Guerra Civil y sus conocimientos militares en la lucha contra los fascistas. En Moscú son reclutados y uniformados 150 españoles. Todos partieron a sus destinos de combate, excepto 3 pilotos, Domingo Bonilla, Antonio Arias y Juan Lario, encargados por las autoridades militares en la confección de un informe sobre los veteranos españoles de las Fuerzas Aéreas Republicanas que pudiesen encontrarse en territorio soviético. Al cabo de quince días comienzan a llegar los primeros incluídos en la relación del informe, afincados  en Moscú y otros puntos de la URSS. Se forma el núcleo original "de los Diecinueve", compuesto por 15 pilotos, un observador, un ametrallador-bombardero y 2 mecánicos.

"Guerrilla aérea" en los Urales y defensa de Moscú.

     El grupo realiza vuelos de entrenamiento con los entonces modernos cazas Yak-1 y Yak-7 en el aeródromo de Chékalov, cerca de Moscú. A finales de agosto los trasladan a la ciudad de Sverdlovsk, en plenos Montes Urales, para llevar un novedoso y sin precedentes programa de "guerrilla aérea", cuyo objetivo era engañar a los alemanes usando sus propios aviones para volar sobre su retaguardia y aeródromos sin levantar sospechas hasta el último momento, y también cooperar con los partisanos desde el aire. Se entrenaron con varios tipos de aviones alemanes: Ju-88, Do-217, Me-109 y Me-110 (conseguidos antes de la invasión nazi o traídos con sigilo desde el conficto civil español), aprendiendo y aplicando las tácticas de la Luftwaffe. Juan Lario pilota un Me-109, que le valió de valiosa experiencia para el futuro.
Me-109 capturado con la estrella roja
     La táctica de la guerrilla aérea, probada en varias ocasiones, no resultó positiva. Algunos accidentes causaron heridos graves, entre ellos el oficial soviético responsable del programa. Por ello y por la creciente amenaza alemana sobre la capital, en noviembre se dió carpetazo al programa de guerrilla aérea y los aviadores españoles fueron destinados al aeródromo de Bíkovo, a 30 km de Moscú. Los "Diecinueve" se encuadraron en la Iª Brigada Aérea Especial de Guardafronteras, dependiente del NKVD. Pilotando cazas rusos MIG-1 y Mig-3 participaron en la defensa del área moscovita hasta mayo de 1942. En junio se incorporaron a diversas unidades de cazas y de cazabombarderos, probando los nuevos MIG que podían llevar bajo las alas cohetes R-S Reaktiuni Snariad, capaces de reventar un panzer. A lo largo del verano se fueron incorporando más aviadores españoles al grupo: miembros de la Academia de Aviación que ya estaban en la URSS desde 1938, chicos muy jóvenes de la Cuarta Promoción de Kirovabad (de los niños refugiados de la Guerra Civil) y fugados o rescatados de las zonas ocupadas por los alemanes desde junio de 1941.

MIG-1
IL-2 con cohetes cazacarros











Grozny. Defensa del Cáucaso.


Yak 3 sobrevolando la URSS
    Juan Lario, junto con los pilotos de caza Francisco Paredes e Isidro Nájera son enviados a Grozny, para unirse a la 105 División Aérea Táctica, bajo el mando de aviadores rusos que habían combatido en España. Lario opera con un Yak-3 que le parece de similares características que los MIG, pero más ligero, con mayor maniobrabilidad y notable potencia de fuego. Su misión era ayudar en la defensa de la zona petrolífera del Cáucaso y Azerbaidjan. 



Stalingrado y de nuevo la "guerrilla aérea".


     Pero los acontecimientos bélicos se precipitan y nuestro protagonista es de nuevo llamado por el Estado Mayor de la Aviación de Caza a Moscú. Se le encomienda el mando de una escuadrilla con la que de inmediato parte al frente Noroeste, donde arranca la ofensiva soviética de octubre de 1942. Pero la crítica situación en Stalingrado paraliza dicho ataque, y nuevamente Juan Lario es trasladado, pasando a formar parte de la 105 División Aérea, en las proximidades de la urbe del Volga. Su unidad participa en el cierre del cerco sobre el 6º Ejército de Von Paulus, entre duros combates en los que dos compañeros españoles mueren derribados en acción.
Escuadrilla de YAK-9, potente caza soviético

  
  











    
   
Stukas sobre Stalingrado
 
El aviador español es puesto a los mando del nuevo y potente Yak-9, armado con dos ametralladoras de 13 mm y bien equipado contra el frío de los cielos rusos. Aparte de algunas misiones especiales, la función de su regimiento era 
colaborar con las unidades de tierra, defenderlas de la aviación enemiga y apoyar desde el aire las acciones de la infantería y los grupos blindados. La Luftwaffe era un enemigo temible, pero cada vez con menos aeronaves, sin 
apenas relevos, escaso combustible y con su personal de tierra mal preparado para el invierno de la estepa. Era el inicio del ocaso alemán.

    Entonces el mando aéreo ruso de la zona acuerda recuperar la idea de la "guerrila aérea", requiriendo a Lario por su experiencia en la misma. Utilizando aviones alemanes capturados, se forma una unidad para actuar de forma engañosa contra las formaciones enemigas y sus aeródromos. Incluso, aprovechando la cruz gamada en las alas, se llevaron a cabo espectaculares misiones de robo de aviones  en las propias narices de los alemanesLa unidad guerrillera también efectuaba vuelos de reconocimiento sobre zona alemana sin levantar sospechas. Bien es cierto que también daba lugar a situaciones de alto riesgo frente a los aviones soviéticos, y en más de una ocasión estuvieron a punto de ser derribados por sus propios camaradas. Otra táctica de la guerrilla aérea era la de colocarse en formación de escolta tras los JU-52 que se arriesgaban de noche para abastecer a los sitiados en Stalingrado, y aprovechar para ametrallarlos; un buen número de transportes alemanes fueron derribados de esa manera.
Los transportes JU-52 eran vitales para los cercados en Stalingrado

     A finales de diciembre de 1942 el mando ordena poner punto final a la experiencia guerrillera; ya no era necesaria dado que el colapso alemán era total y ya solo era cuestión de días la rendición del 6º Ejército. 

El avance hacia el oeste. Kurks, Ucrania, Polonia y Berlín. 


     Durante el imparable avance soviético hacia el oeste, Juan Lario tuvo la ocasión de probar los diferentes aviones aliados que iban llegando a las Fuerzas Aéreas Soviéticas gracias al programa de Préstamo y Arriendo. Se entrenó con los americanos Douglas A-20 Boston, Curtiss P-40 Kitty Hawk y los P-39 Aircobra, también con los Hurricanes y Spitfires Mk-IX ingleses.

     En los combates sobre Járkov comenzó a volar con el Spitfire, reconociendo más tarde haber sido el avión más maniobrable y noble que había pilotado, con una enorme potencia de fuego (2 cañones y 4 ametralladoras), pero con el defecto de tener un tren de aterrizaje demasiado estrecho. Sobre los aviones alemanes, Lario opinaba que el Focke Wulf 90 era el más temible.
Focke Wulf 190
     Desde julio de 1943 la succesión de frentes de guerra llevan a Juan Lario a volar sobre varios campos de batalla, combatiendo en el gran choque de blindados del saliente de Kursk. Luego irá progresando a lo largo de Ucrania, reconquistando Kiev. Desde 1944 avanza a través de Polonia, Lvov, Cracovia, Katowitz...
 
Convoy aprovisionamiento alemán atacado desde el aire, batalla de Kursk
     Ya en 1945, se detiene brevemente en Breslau, antes de llegar a Berlín. Los pilotos alemanes lucharon con tesón hasta el final con los escasos aviones que les quedaban, pero poco podían hacer ante oleadas de 2.000 aerovanes pilotadas por tripulaciones motivadas y con sed de victoria. El último combate aéreo de Juan Lario ocurrió el 30 de abril de 1945, sobre cielo berlinés a bordo de su Spirfire Mk-IX. El 7 de mayo Alemania firma la capitulación.

Juan Lario (izq.) con pilotos rusos delante de su Spitfire MK-IX

     
     Terminadas las hostilidades, su regimiento es estacionado en la localidad fronteriza de Gliwice, curiosamente donde Alemania provocó el incidente que prendió la mecha de la II Guerra Mundial, atacando Polonia el 1 de septiembre de 1939. 

Posguerra en la URSS y regreso a España.


     El apabullante historial de vuelo de Juan Lario es propio de un as de la aviación, teniendo en cuenta que las unidades en las que sirvió no eran propias de caza y derribo, sino de acompañamiento, escolta, apoyo a unidades de tierra, reconocimientos y tareas de retaguardia. Desde junio de 1941 hasta abril de 1945 su libro de servicios tiene anotados 2.660 vuelos, con 886 acciones de guerra y 97 combates aéreos, con 27 derribos certificados. El propio piloto reivindica 7 victorias más durante la Guerra Civil española. 

     Lario escribió que la fortuna volaba con él, ya que nunca fue derribado. La situación más dramática a la que se vió enfrentado ocurrió en Rusia cuando tuvo que efectuar un aterrizaje forzoso con su avión en medio de un campo de minas. 

  Al igual que otros pilotos españoles que combatieron por la Unión Soviética, recibió numerosas condecoraciones: una Orden de la Bandera Roja, 2 de la Estrella Roja, 2 de la Gran Guerra Patria y varias de campaña.
Condecoraciones soviéticas
     Permaneció en las filas de las Fuerzas Aéreas Soviéticas hasta 1948, cuando pasó a la vida civil. Dos años antes contrajo matrimonio con Maria Laurentivna, trabajando en Moscú y estudiando en la Universidad, en la cual se especializó como traductor técnico y cursó estudios de Ciencias Politicas y Económicas.

      En 1957 decide regresar a España con su mujer y dos hijas. El régimen franquista no pone ningún obstáculo al respecto. Sus conocimientos le facultan para poder trabajar en la fábrica ENASA de camiones “Pegaso” en Madrid, donde alcanzó el puesto de especialista en el Departamento de Relaciones Industriales. Paralelamente durante sus últimos 20 años escribe varios trabajos literarios, crónicas, artículos y libros sobre aviación y los dos conflictos en los que participó.   

Con el uniforme de Coronel de la Fuerza Aérea Española
   
     Ya en la época de la transición democrática, a mediados de los 70, el gobierno español le concede el grado de Coronel Retirado del Ejército del Aire, con permiso para vestir el uniforme. También participó en congresos del Comité de Veteranos de Guerra en Rusia.

     Juan Lario Sánchez falleció en Alcalá de Henares el 24 de junio de 2000, a los 82 años de edad; admirado por amigos veteranos de muchos años, fue un hombre íntegro que mantuvo sus ideales con honor, reconocido por historiadores y militares como un valeroso aviador de la familia aeronáutica española.





“Alas rojas, tenaces… jamás olvidareis los eventos,… orlados
con penas, triunfos,… sudor, cordita y vientos,… pero siempre, siempre juntos.
Cielos hispanos ardientes,… rasgados con nuestro filo,… lloraron sangre caliente,…
del contumaz enemigo. Aires del Guadarrama,… os impregnaron de rojo,… y
los cauces del Jarama, …blasonaron vuestro arrojo. Madrid, Guadalajara, el Norte,…
Brunete, Aragón, Levante, el Ebro,… batallas de altura y corte,… libradas con
honor y cerebro”. 

     Fragmentos poéticos que Juan Lario dedicó a sus compañeros republicanos caídos en las guerras de España y Rusia.
(fuente: Revista de la Historia Aeronáutica)

12 jul 2014

Portugal en la Primera Guerra Mundial.

La participación de Portugal en la Gran Guerra 1914-1918



Antecedentes


     Portugal era a principios del S.XX una potencia menor, proclamada como república en 1910 con un vasto imperio colonial, poco explorado y documentado, pero secretamente deseado por las potencias más fuertes (Inglaterra, Francia, Alemania) que planeaban rediseñar el mapa africano y asiático de acuerdo a sus propios intereses, contando que la grave crisis económica portuguesa provocase el abandono o embargo de sus colonias de Angola, Mozambique y Timor.

La tradicional alianza luso-británica
     El país luso estaba estrechamente unido en la alianza más antigua de Europa con el Reino de Gran Bretaña, que fue además el primer estado europeo en reconocer a la joven república portuguesa en 1911.

     Cuando se desencadena el conflicto en Europa en julio de 1914, se abre un debate en Portugal sobre su posicionamiento. Aunque una parte del arco político abogaba por mantener la neutralidad, la mayor parte de los dirigentes acuerdan que para defender la integridad del imperio lo mejor era estar del lado de Inglaterra y, en consecuencia de sus aliados. De esa manera creían que defenderían mejor sus territorios africanos de las ambiciones germanas. Pero Portugal también temía posibles intentos anexionistas de su vecina España, que había apoyado incursiones restauracionistas en 1911 y 1912 para desbancar a la joven Primera República Portuguesa. Estando bajo la alianza británica, el país aseguraba su independencia e identidad dentro de la Península Ibérica.



Guerra no declarada en África.


     Alemania llevaba tiempo ambicionando ocupar los territorios africanos portugueses, cercanos a sus colonias de África occidental y Tanganica. Bajo la excusa de la elevada deuda portuguesa y su grave crisis financiera, el gobierno alemán había reivindicado en un tratado de 1913 con Inglaterra ocupar las colonias lusas; los ingleses, a fin de apaciguar el tono bélico alemán, no se negaron en rotundo manteniendo una postura ambigua.
Frontera entre Tankanica y Mozambique, 1914

    El 25 de agosto tropas coloniales alemanas atacan un puesto fronterizo en el norte de Mozambique y ocupan la isla de Quionga. En consecuencia el 11 de septiembre el gobierno portugués decide enviar una expedición militar, asimismo otra hacia Angola. A finales de 1914 Portugal estaba de facto en un estado de guerra no declarada con Alemania.

La campaña de Mozambique


     La primera fuerza expedicionaria portuguesa arriva a Mozambique en octubre de 1914, en medio de la improvisación y de una gran desorganización. Al cabo de unos meses, y a pesar de no tener ningún encuentro con el enemigo, ya había perdido 20% de sus 1.527 hombres a causa de las enfermedades tropicales.
Tropas portuguesas en Mozambique

     Llega una segunda expedición con 1.543 militares en noviembre de 1915. Pero con la misma pésima planificación que la primera, sufre el 50% de bajas solamente en 4 meses. Hasta abril de 1916 no logran recuperar la pequeña isla de Quionga.

     A finales de ese año llega una tercera fuerza desde la metrópoli, esta vez con 4.642 hombres comandados por el Gral. Ferreira Gil. Atraviesan el río Rovuma y atacan a las fuerzas alemanas en Tanganica, al mismo tiempo que los británicos atacaban desde Rodesia, Kenia y Sudáfrica, y los belgas desde el Congo. La 3ª expedición portuguesa logra conquistar Newala, pero pronto es contratacada y tiene que volver a cruzar el Rovuma hacia Mozambique.
     En 1917 Portugal envía una 4ª expedición con muchos más hombres (9.786) al mando del Gral. Sousa Rosa, pero tampoco logra derrotar a las tropas coloniales del general alemán Lettow-Vorbeck. Con apenas 4.000 askaris y 300 oficiales europeos, el militar alemán logra mantener sus posesiones en África oriental, resistiendo ataques aliados con mayor número de tropas gracias a una guerra de guerrillas que mantenía al enemigo siempre alerta y ocupado, impidiéndole liberar soldados para los frentes en Europa.
El general Lettow-Vorbeck y sus legendarios askaris
     En noviembre de 1917 Lettow-Vorbeck cruza el río Rovuma, derrota a los portugueses en Negomano y recorre Mozambique soliviantando a la población local contra la ocupación lusa. Las tropas aliadas que van tras él nunca logran alcanzarlo ni batirlo. A finales de 1918 el ejército alemán del África oriental se rinde en Rodesia sin haber sido nunca derrotado. Fueron las únicas tropas germanas que desfilaron triunfantes en Berlín al final de la guerra.
Portugal, aparte de sucumbir a desmoralizantes derrotas militares, a partir de entonces tuvo que enfrentarse a contínuas revueltas de la población indígena local, que tardaría años en sofocar.


La campaña de Angola

     Al igual que a Mozambique, la fuerza expedicionaria portuguesa llega a Angola en octubre de 1914, con 1.600 hombres.
Embarcando hacia Mozambique

Tropas parten de Portugal hacia Mozambique
Los alemanes atacan desde la frontera sur, infligiendo sendas derrotas a los portugueses en las posiciones de Cuangar y Naulila (diciembre 1914), haciéndoles retroceder varios kilómetros frontera adentro. Tras su victoria, los alemanes también optan por retirase, pero sembrando la semilla de la rebelión entre las tribus angoleñas, lo que obliga al gobierno portugués al envío de una gran fuerza militar para aplacar las revuelta. Se moviliza a 12.000 hombres y 400 oficiales en la metrópoli, y se envían 2 compañías coloniales desde Mozambique, tropas necesarias en otros frentes.

La guerra en Europa. El “Corpo Expedicionário Português”.

     Desde 1914 Francia e Inglaterra hacen llamamientos a Portugal para que envíe pertrechos al frente europeo, sobre todo necesarias piezas de artillería. En septiembre de 1914 el gobierno de Manuel Arriaga asegura a los aliados que entrará en guerra contra Alemania, sobre todo tras los incidentes en las colonias africanas. A finales de año el parlamento autoriza la movilización general.
El presidende Manuel Arriaga pasando revista a tropas del CEP

     Pero la república estaba casi sumida en el caos. Divergencias políticas y la falta de unión de partidos provoca que en enero de 1915 el presidente Arriaga encargue al anciano general Pimenta de Castro la formación de un gobierno que deriva en una cuasi dictadura cívico-militar. La coyuntura bélica de Europa provoca dificultades económicas a una sociedad ya de por sí empobrecida; ciertos alimentos empiezan a escasear y el aumento de los precios en materias primas originan graves revueltas populares en las principales ciudades del país. Los aliados querían involucrar a Portugal en la gran ofensiva que preparaban para 1916, pero el país luso no tenía el ambiente propicio para embarcarse en la guerra total.
     Gran Bretaña pidió al gobierno portugués que entrase en guerra “solamente cuando su ejército estuviese preparado”, sin querer dar la impresión que la implicación de Portugal en el conflicto fuese forzada por la alianza luso-británica. Sin embargo Londres exige acciones inmediatas de bloqueo contra barcos alemanes.
      El 24 de febrero el gobierno luso comunica a Alemania el bloqueo y apresamiento de todos sus barcos en aguas portuguesas. El 3 de marzo, ante las protestas alemanas, Portugal alega que los apresamientos se hicieron por la necesidad de transportes marítimos debido a la guerra europea, argumentando esa justificación a pesar de su oficial neutralidad.
      La respuesta alemana es contundente, el 9 de marzo: “Alemania constata que este procedimiento del gobierno portugués revela que se considera vasallo de Inglaterra y que se subordina a todas las consideraciones e intereses ingleses”, razón por la cual Alemania “se considera en estado de guerra con Portugal”.
Declaración de guerra con Alemania en la prensa
Uniforme y equipación soldado CEP
   

     De manera inmediata el nuevo gobierno portugués encabezado por Bernardino Machado aprueba y encarga la formación de un “Corpo Expedicionário Portugués”. El ministro de la guerra, general Norton de Matos, pone en marcha el centro de instrucción de Tancos y nombra al general Tamagnini comandante del CEP.

Tropas del CEP se despiden de sus familias

    En un tiempo récord para la época (le llamaron el “milagro de Tancos”) el CEP estará listo para partir, formado por un Cuerpo de Artillería Independiente y dos Divisiones de Infantería; la primera división parte hacia Francia el 30 de enero. El 2 de febrero desembarcan en Brest y el 8 de febrero llegan a Flandes. El 23 de febrero sale de Portugal la segunda división del CEP.






  
   El 4 de abril se encuentran ya atrincherados en el frente, día en que muere en combate el primer soldado portugués en la Gran Guerra.
Revista del CEP en suelo francés
     
Panfleto contra la guerra
          En Portugal surgen manifestaciones pacifistas y antibélicas, con publicaciones y panfletos que pedían el regreso de las tropas a casa. Si no tuvieron mayor incidencia en los soldados del CEP fue por la dificultad en su distribución y que gran parte de ellos eran analfabetos. A pesar de las comunicaciones oficiales, el apoyo social a la guerra estaba lejos de ser mayoritario.



     A su llegada al frente occidental las tropas lusas, bajo el mando del general Gomes da Costa, se adaptan rápidamente a la guerra de trincheras, mostrando eficiencia y espíritu combativo.


La vida del CEP en las trincheras

Reparto del rancho en la trinchera

Centinela de señales del CEP


Enfermeras portuguesas en Francia

La hora del descanso


       No obstante las condiciones fueron a peor en poco tiempo, a causa de la falta de relevos que impedía el necesario descanso a los soldados; y es que no había suficientes barcos aliados para ello, cuya prioridad era transportar las tropas y pertrechos que llegaban desde Norteamérica al entrar los Estados Unidos en acción. Otros factores como el frío y la humedad agravaron la situación en un invierno al que los portugueses no se aclimataban. Tampoco los propios oficiales contribuían al mantenimiento de la moral; poco dados a luchar en el frente, aprovechaban cualquier excusa para disfrutar de un permiso en la retaguardia o en Portugal.

        En abril llegaron a producirse amotinamientos debido a las pésimas condiciones de la tropa.

Las duras condiciones del CEP en la guerra de trincheras

 
     La situación estaba llegando a tal punto que el mando aliado decidió dar un descanso a las tropas portuguesas, relevándolas por tropas británicas. Pero justamente el día planeado para ese relevo comenzó la ofensiva alemana y la batalla de la Lys, sorprendiendo a los aliados en una coyuntura totalmente desfavorable.
    

La batalla de la Lys.


     La Operación Georgette fue la segunda parte de la gran ofensiva alemana de 1918. La operación pretendía romper las líneas de la Fuerza Expedicionária Británica (en donde se encuadraba el CEP) en el norte de Francia y oeste de Bélgica, con el fin de bloquear el acceso británico a los puertos del Canal La Mancha y así aislarlos y derrotarlos por falta de refuerzos y aprovisionamientos.
     El mando alemán planeó el ataque sobre el sector considerado más débil del frente, ocupado por una de las dos divisiones portuguesas, en la línea de separación entre el flanco izquierdo portugués y las posiciones británicas, en el sector de Ypres. Dos ejércitos alemanes al mando de Von Quast llevarían a cabo la ofensiva, con 16 divisiones en tres líneas succesivas de ataque.

     A las 04:15 del 9 de abril estalla un gigantesco bombardeo artillero sobre las posiciones portuguesas y británicas. Comenzaba la batalla de la Lys, también conocida como la 4ª batalla de Ypres.

Pieza de artillería alemana

   La artillería portuguesa responde pero con escasos resultados ante la absoluta superioridad germana. El incesante y terrible martilleo alemán termina a las 08:45, avanzando entonces su infantería de norte a sur, en un frente de 20 km, contando además con la ventaja de la niebla. El ataque es particularmente violento contra la 2ª división portuguesa y la 40ª división británica. El avance alemán termina por superar el flanco izquierdo portugués y logra envolver las unidades del CEP.

Mapa batalla de Lys

El horror de la guerra para el CEP






     El ataque artillero fue de tal dimensión que las posiciones defensivas portuguesas quedaron totalmente destrozadas. 
    El pueblo de Neuve-Chapelle, en la zona central del sector, desaparece prácticamente del mapa debido a la lluvia de fuego y acero alemana. La resistencia al posterior avance fue casi inexistente, sin causar apenas bajas a los atacantes. Ya no existía la primera línea, ni portuguesa ni británica.  

El sector portugués arrasado tras el ataque alemán

     Rotas las líneas del frente en varios puntos, apenas quedaron algunos focos de resistencia portugueses, sin contacto entre ellos. Gran número de soldados se rendían a los alemanes que se acercaban por la retaguardia. Mediada la jornada, los alemanes sobrepasan todas las líneas portuguesas.

Tumba portuguesa tras la ofensiva alemana

     Parte de las fuerzas del CEP continaron luchando en el flanco derecho junto a la 50ª división británica, consiguiendo mitigar el avance enemigo. En ese sector ocurrieron casos aislados de lucha heróica en las filas portuguesas, pero sin gran incidencia en el resultado de la batalla.

"Cristo das Trincheiras"
"Cristo das Trincheiras" encontrado en las ruínas de Neuve-Chapelle.
En la actualidad permanece expuesto en el monasterio de Batalha (Portugal).

Oficiales portugueses posando bajo el "Cristo das Trincheras" restaurado

      No puede decirse que la contribución del Cuerpo Expedicionario Portugués  haya sido notable para la batalla, ya que la mayor parte del contigente, en pleno proceso de relevo ese mismo día, fue diezmado por el demoledor ataque artillero alemán.
     Los números oficiales de bajas son escalofriantes: la estimación del CEP fue de 1.341 muertos, 4.626 heridos, 1.932 desaparecidos y 7.740 prisioneros. Para Portugal una derrota sin paliativos. Después de esta batalla la politica internacional y militar lusas sufrieron un cambio radical.

Prisioneros del CEP hechos por los alemanes

    Tras el enfrentamiento en Flandes lo que quedaba del mermado CEP fue empleado por el mando británico en humillantes y pesadas labores de mantenimiento, como la excavación de trincheras o arreglo de caminos y carreteras. Luego se formaron tres batallones de infantería, que desfilaron por los Campos Elíseos de París con los aliados el 14 de julio de 1918, y que siguieron combatiendo en las filas del ejército inglés hasta la firma del armisticio. 

Lo que queda del CEP desfilando en París el 14 de julio 1918

Final de la Operación Georgette.
     Tras la victoria germana en la batalla de Lys, la ofensiva prosiguió hasta convertir en desesperada la situación británica. Como medida de urgencia el gobierno de Su Majestad acepta someter a su ejército bajo mando francés, en una jefatura única que permitió una mejor coordinación de las fuerzas aliadas; inmediatamente unidades francesas relevaron a los agotados ingleses en la primera línea. Por otra avance alemán se vió frenado por falta de medios motorizados y de combustible, al no poder desplazar la artillería con rapidez y rentabilizar el éxito inicial de la ofensiva.
     Semanas después los ataques alemanes fueron detenidos por los británicos, reforzados por los franceses al sur y los belgas al norte. El fin de la guerra estaba cerca, con una Alemania que se veía incapaz de superar a los aliados y a la cada vez mayor implicación material y humana de Estados Unidos en el conflicto; por si fuera poco el mando y gobierno germano se enfrentaban a un enorme descontento de su población debido a los sacrificios, bajas y sufrimientos de la guerra; una revolución amenazaba con explotar en la retaguardia, siguiendo el ejemplo de la bolchevique.

Conclusión y consecuencias.


     Se firma del Armisticio final del 11 de noviembre 1918, y en 1919 se inicia la Conferencia de Paz, en la que se le concede un escaso protagonismo a Portugal con un único representante (Brasil, por ejemplo, tendría 3), quedando lejos de conseguir sus objetivos de preguerra. Si obtiene algunos logros diplomáticos es gracias al apoyo británico, consiguiendo colocar un comisionado en la Comisión de la Sociedad de Naciones, otro en la Comisión de Puertos y Vías de Comunicación y otro en la Comisión de Reparaciones.
     En las negociaciones de la Conferencia de Paz a duras penas logró mantener el statu quo de las colonias, con los belgas reclamando el enclave angoleño de Cabinda para dar una salida al mar a su colonia del Congo. Nuevamente el respaldo inglés resultó clave como apoyo diplomático.
   Hasta 1919 no regresaron a Portugal los miles de prisioneros del CEP retenidos en Alemania; tuvieron que ser vapores británicos que los llevaran de vuelta a casa, ante la inoperante flota comercial propia.
Los prisioneros del CEP regresan a Portugal en 1919

       Paradójicamente, tras el derrame de sangre portuguesa en la Gran Guerra y durante las negociaciones internacionales de paz, en el propio país ocurrió el asesinato del presidente golpista Sidónio Páis, al tiempo que estallaba una revolución en el sur y una rebelión monárquica en el norte.